Esta es la noticia que ayer pudimos encontrar en el Diario
Hoy.
El pasado 10 de diciembre el Arzobispo de Mérida-Badajoz,
Santiago García Aracil, anunció durante la misa celebrada en honor a la patrona
de la ciudad que el Papa Francisco otorga el título de basílica menor a Santa
Eulalia. Aunque así la conocen ya los emeritenses, e incluso en la fachada del
templo se puede leer que es basílica, ahora la Santa Sede la nombra de
manera formal. Es la segunda de Extremadura, pues la primera que se nombró fue
la de Guadalupe. Algunos podrán preguntarse qué conlleva este nuevo título para
la basílica, si concede privilegios o supone cumplir una serie de requisitos,
derechos u obligaciones.
En sentido litúrgico, son basílicas aquellas iglesias que,
por su importancia, sus circunstancias históricas, o por aspectos de cierto
relieve, obtengan ese privilegio papal. Se distinguen las basílicas mayores y
las menores.
Para que un templo pueda alcanzar el título basilical, debe
reunir tres requisitos. Debe ser un templo de regio esplendor, levantado con un
perfil destacado, o sea, arquitectónicamente importante. Debe ser foco
espiritual de una comunidad, por lo que debe atraer a miles de fieles. Y debe
poseer, bajo sus bóvedas, un tesoro espiritual y sagrado, dando culto
ininterrumpido al Señor, a la
Virgen y al Santo venerado en él. Es decir, que la devoción a
la imagen que allí se venere sea importante y traspase los límites de su propia
comunidad. El culto debe estar atendido y asegurado por suficiente número de
sacerdotes.
El título de basílica menor acarrea una serie de derechos y
obligaciones. Una de ellas es que el oficio celebrado en ella sea un ejemplo
para los demás templos de la diócesis. También debe promover la formación
bíblica y religiosa de los fieles y el estudio y divulgación de los documentos
con los que se propone el magisterio del Sumo Pontífice, además de ahondar en
la caridad con los más necesitados.
Y tiene la obligación de celebración de las fiestas de la Cátedra del Apóstol San
Pedro, 22 de febrero, de San Pedro y San Pablo, 29 de junio, y el aniversario
de la exaltación del Sumo Pontífice. Cuando el Papa eleva a una iglesia a la
condición de basílica menor le otorga el derecho a lucir en el altar mayor
algunos signos de la dignidad papal y la unión con la Santa Sede.
Se distinguen las basílicas mayores y las menores.
Actualmente sólo existen cuatro mayores: San Pedro del Vaticano, San Juan de
Letrán, Santa María la Mayor
y San Pablo extramuros. Se caracterizan, entre otras cosas, porque en su altar
sólo puede oficiar el papa. Se denominan también como basílicas papales y
anteriormente se llamaban patriarcales. Fue el Papa Benedicto XVI quien cambió
la denominación por razones ecuménicas.
Para otorgar el título de basílica menor se acude a la Congregación para el
Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, el 9 de noviembre de 1989,
modificada por las normas del Enchiridion de Indulgencias de la Iglesia Católica.
El creyente que visite la basílica y que dentro de la misma
participe en cualquier rito sagrado o que por lo menos recite el Padre Nuestro
y la profesión de la fe, obtendrá indulgencia plenaria bajo las condiciones
usuales -confesión sacramental, Comunión Eucarística, y oración por las
intenciones del Sumo Pontífice- varios días concretos. Entre ellos, en el día
del aniversario de la dedicación de la basílica, en el de la celebración
litúrgica del titular, en la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo,
en el aniversario de la concesión del título de basílica y una vez al año en un
día escogido por los creyentes.
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