El curso pasado nos acercamos un poquito al concepto de mozárabe. Este año vamos a centrarnos en saber cómo eran y cómo vivían en la Península Ibérica en general y en Extremadura (Mérida) en particular, pero su estudio en nuestra región merecerá una entrada a parte, ya que contaremos con la extraordinaria colaboración del Director del Consorcio Ciudad Monumental de Mérida, D. Miguel Alba.
El mundo mozárabe tiene su origen en
los hispano-visigodos que, al afianzarse la conquista de la Península por
los musulmanes y viéndose
sometidos a ellos, reaccionaron de diferentes formas: muchos se convirtieron al
Islam y se adaptaron a los musulmanes
con relativa facilidad; otros, los mozárabes, se mantuvieron fieles al
cristianismo, y formaron una comunidad aparte dentro de Al- Ándalus. Tuvieron
su propia administración municipal y judicial y conservaron las antiguas
jerarquías eclesiásticas, de las que subsistieron tres sedes metropolitanas en
Toledo, Sevilla y Mérida.
Los mozárabes tuvieron su propia cultura
elaborada a base de tradiciones hispano-visigóticas, arraigadas de una manera
firme aunque tuvieron influencias de la nueva civilización
hispano-musulmana, con la que tuvieron que convivir y sobre la cual ejercieron
a su vez una influencia sin duda importante.La supervivencia no fue fácil para los
mozárabes, ya quea tolerancia de las autoridades
musulmanas era bastante limitada y sufrian muchas presiones, a
veces indirectas para lograr su conversión, pero cada vez más fuertes.
La cultura mozárabe merece una especial
consideración, sobre todo por la reacción heroica que tuvieron a mediados del
siglo IX, pues muchos emigraron hacia los reinos
cristianos del Norte y contribuyeron poderosamente a la repoblación del valle
del Duero.
Los mozárabes desarrollaron un arte
peculiar, del que arquitectura y miniatura constituyen los capítulos
principales y casi únicos. Continuaron las tradiciones del arte visigodo, al
igual que el arte asturiano, pero los mozárabes dejaron que penetrase en ellos
la maravilla del arte califal que dejaría una huella esencial para distinguir
su arte en el panorama mundial, siendo una exclusividad en la Historia del
Arte.
Elemento fundamental de la
arquitectura mozárabe es el arco de herradura con características califales muy
acusadas. Nos consta que por Andalucía y Levante se
desarrolló el primer arte mozárabe, pero no queda nada debido a la persecución
y afán destructor que ejerció Almanzor en el siglo X.
El
arte mozárabe convivió con el cristianismo en el reino de León, pero a finales
del siglo X y en el siglo siguiente fue suplantado por el románico.Una de las iglesias mozárabes más
antiguas, de planta de cruz griega, es Santa María de Melque próxima a Toledo.
Tenemos que decir que Toledo fue la capital del reino visigodo y una de las 6 provincias eclesiásticas en las que estaba dividida Hispania en aquella época, junto con Mérida, Sevilla o Tarragona. En Toledo convivieron tres culturas: cristanos-mozárabes, musulmanes y judíos. Cada uno se reunía en su lugar de culto: los cristianos en las iglesias, los musulmanes en las mezquitas y los judíos en las sinagogas. Una de las iglesias donde se reunían los mozárabes era la dedicada a Santa Eulalia de Mérida. Fue una de las seis parroquias en las que Alfonso VI permitió continuar empleando el rito Hispano-Mozárabe tras ser reconquistada la ciudad, el cual era utilizado por los cristianos que habían conservado su religión durante los 374 años de dominación islámica en la ciudad.
El actual edificio parece datarse precisamente en los primeros años de la Reconquista(S.XII).
Los mozárabes fueron el puente cultural entre los conquistadores y los conquistados.
La confianza que produjo en los conquistadores una población cristiana arabizada, facilitó que la arquitectura religiosa de la comunidad cristiana no vacilara en recurrir a los mismos materiales y esquemas constructivos de tradición hispano-musulmana.
De lo más destacado de esta cultura es la miniatura mozárabe que constituye uno de los capítulos más originales del arte prerrománico español.
Tenemos que decir que Toledo fue la capital del reino visigodo y una de las 6 provincias eclesiásticas en las que estaba dividida Hispania en aquella época, junto con Mérida, Sevilla o Tarragona. En Toledo convivieron tres culturas: cristanos-mozárabes, musulmanes y judíos. Cada uno se reunía en su lugar de culto: los cristianos en las iglesias, los musulmanes en las mezquitas y los judíos en las sinagogas. Una de las iglesias donde se reunían los mozárabes era la dedicada a Santa Eulalia de Mérida. Fue una de las seis parroquias en las que Alfonso VI permitió continuar empleando el rito Hispano-Mozárabe tras ser reconquistada la ciudad, el cual era utilizado por los cristianos que habían conservado su religión durante los 374 años de dominación islámica en la ciudad.
El actual edificio parece datarse precisamente en los primeros años de la Reconquista(S.XII).
La confianza que produjo en los conquistadores una población cristiana arabizada, facilitó que la arquitectura religiosa de la comunidad cristiana no vacilara en recurrir a los mismos materiales y esquemas constructivos de tradición hispano-musulmana.
De lo más destacado de esta cultura es la miniatura mozárabe que constituye uno de los capítulos más originales del arte prerrománico español.
Biblia mozárabe de la Colegiata de San Isidoro de León.
Algunas miniaturas que han llegado hasta
nosotros fueron realizadas en territorio musulmán. Se habla en este sentido de
una escuela sevillana, caracterizada por el intenso arabismo de su estilo y de
la que la Biblia Hispalense es el ejemplar más notable. La mayoría, sin embargo, fueron realizadas
en tierras de cristianos, en los reducidos escritorios de los monasterios que
iban poblando el valle del Duero. Destacan
las leonesas, la de la catedral y la de San Isidoro.
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